La selección española, campeona del mundo del deporte “rey”
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La selección española, campeona del mundo del deporte “rey”
Corría el minuto 28 de juego sobre el verde de Sídney cuando la lateral sevillana Olga Carmona sorprendió con una incursión por la banda izquierda y, a pase de la centrocampista mallorquina Mariona Caldentey, mandó el esférico al fondo de la red con un lanzamiento cruzado.
España se adelantaba a Inglaterra (1-0) en la Final del Mundial de Australia y Nueva Zelanda 2023, un marcador que ya no se movería. Setenta minutos después, tras un máster en comportamiento defensivo y de juego de toque y transición -con un penalti fallado incluido-, la selección española de fútbol femenino consiguió su apreciada estrella, demostrando a todo un país que los deseos, por muy grandes que sean, se pueden cumplir.
De los Iniesta, Villa, Casillas, Torres, Xavis, Busquests…a las Hermoso, Putellas, Carmona, Paredes y Aitanas. De Sudáfrica a Australia. De Vicente Del Bosque a Jorge Vilda. De la consolidación de un sueño al despertar del otro. El fútbol ha vuelto a coronar a España en lo más alto del Olimpo con la victoria en la final del Mundial de Australia, que figura como una de las mayores gestas del deporte español de la historia.
Para la consecución de esta épica hay que tener en cuenta que hasta hace apenas dos temporadas el fútbol femenino era un deporte prácticamente minoritario en nuestro país. Sin embargo, al otro lado del océano, EE.UU. imponía su dominio global al conquistar cuatro de los ocho Mundiales anteriores, seguida por Alemania (2) y Noruega y Japón con un Mundial cada una. En el caso de la Roja, Australia se convertía en el tercer escenario de participación en la gran cita futbolística (tras 2015 y 2019).
Y sí, contra todo pronóstico, a la tercera fue la vencida
Igual que sucede en otros ámbitos de la vida, las victorias más sufridas ofrecen una mayor recompensa y frente al aumento de la magnitud del reto crece también la capacidad de respuesta. España supo imponerse en este campeonato a una numerosa lista de adversidades: la rebelión en septiembre de quince de sus jugadoras, con la rectificación final de tres de ellas; la lesión de la doble balón de oro Alexia Putellas, estandarte de la selección y la derrota en fase de grupos por cuatro goles a cero frente a Japón que no hacía presagiar una buena participación mundialista.
Pese a ello, la selección femenina supo regatear todos estos obstáculos para centrarse en el objetivo verdadero, transformando todo el ruido en trabajo y pasando de las individuales a un grupo que hizo piña para resarcirse de las heridas del pasado. Al talento veterano se unió la irrupción de nuevas estrellas como la jovencísima Salma Paralluelo para liderar conjuntamente un equipo que es ya una leyenda cuyos éxitos han trascendido más allá del terreno de juego.
Las actuales campeonas del mundo son ya una referencia para millones de niñas cuando ellas crecieron sin nadie a quién seguir los pasos. Su gesta servirá para conectar a las más pequeñas el gusto por el balón. Además, esta victoria debe servir también de baluarte para que el fútbol femenino siga su escalada de crecimiento ante el reto que afronta deportivo, económico y social.
Y es que, desde hace más de un siglo, el fútbol es considerado el deporte “rey” de España. Una acepción que parecía excluir a quiénes en los últimos años han dado un paso al frente para romper esa barrera de género y marcar un gol a todos aquellos que no creyeron en su proyección. La final, capaz de congregar a más de cinco millones de espectadores frente al televisor y movilizar a miles de personas en la calle es solo el último ejemplo.
Una afición que, a fin de cuentas, quiere seguir disfrutando del fútbol. Sin género. Con mayúsculas.
Las jugadoras de la selección española celebran su victoria ante Inglaterra en la final del Mundial de Fútbol femenino en Sídney, Australia EFE/ Dean Lewins