En un lugar de La Mancha, donde Miguel de Cervantes imaginó las aventuras del ingenioso hidalgo Alonso Quijano, la literatura se hace verso cada verano en la pequeña localidad de Almagro.

Situada en tierras manchegas, en la provincia de Ciudad Real (España), la imponente plaza de este pueblo con galerías acristaladas, ejemplo de una arquitectura de otra época, da la bienvenida a miles de visitantes atraídos por la magia del teatro clásico.

La música impregna cada rincón del pueblo, al tiempo que juglares y bufones entretienen con sus cantares y las tablas del Corral de Comedias, intactas desde hace 400 años, retrotraen al público al Siglo de Oro de las letras hispanas.

Como si de una representación se tratase, el primer acto de la 46 edición del Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro dará comienzo, el 29 de junio, con la entrega del XXIII Premio Corral de Comedias a la actriz Blanca Portillo, por su “progresiva madurez en las tablas españolas” donde se desenvuelve con maestría “tanto en lo clásico como en lo contemporáneo”.

Desde entonces, más de cuarenta obras se darán cita en la capital española del arte escénico hasta su desenlace, el domingo 23 de julio, con “La discreta enamorada”, de la Compañía Nacional de Teatro Clásico.

Más entradas que vecinos 

Con más entradas vendidas que vecinos habitan el pueblo, algunos espectáculos como “El viaje del monstruo fiero”, “El Brujo” o funciones de la versión de “La dama boba” han colgado ya el cartel de completo. En una programación que alterna dramaturgias clásicas con exposiciones y encuentros callejeros, el público podrá disfrutar de las creaciones de Lluís Homar, Laila Ripoll, Declan Donnellan, Eduardo Vasco, Yayo Cáceres, Ricardo Iniesta, Eva del Palacio, Beatriz Argüello o Pepe Viyuela, entre otros.

Por primera vez, bajo la dirección de Irene Pardo, el emblemático certamen de la localidad ubicada en la provincia de Ciudad Real promete un enfoque diverso, accesible y sostenible, marcado por una mayor presencia femenina en todas sus actividades.

A solo cuatro años de cumplir medio siglo de vida, el festival de teatro clásico late con más fuerza que nunca como un motor cultural y económico de la España rural.

Vista de la celebración, en el Corral de Comedias, de la pasada edición del Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro. EFE/Jesús Monroy