La vida dormida
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La vida dormida
- Y a ti, dime la verdad, ¿qué te hubiera gustado ser?
- ¿A mi? pues guapa. Pero guapa de verdad.
- En serio, no digas bobadas. Te diré lo que yo siempre quise ser: una vida distinta cada día. Sólo por unas horas, sólo por unos instantes...
Y al decirlo, al expresarlo por primera vez con palabras, al aburrido, eficaz, perfecto, entrañable, soso e inerte Luis Pascual la vida le dio una segunda vida. Muchas vidas.
El siempre acertado consultor Luis Pascual tenía más disco duro de vidas ajenas que cualquier experto en la materia
Una vida de las muchas vidas que había ido atesorando en minutos y horas muertas observando, con la precisión de un entomólogo, a los demás. A personas anónimas a las que escrutaba mientras esperaba en la consulta del médico, en la cola para pagar el parking, en el ascensor del trabajo, en el bar de la playa.
Abriendo el disco duro
El siempre acertado consultor Luis Pascual tenía más disco duro de vidas ajenas que cualquier experto en la materia -psicólogos, videntes, lectores editoriales, abogados....-, por lo que sólo tuvo que abrir sus ficheros para comenzar esa misma tarde, al volver de la oficina y durante el trayecto de 40 minutos de coche que le separaba de su casa, a vivir su primera nueva vida.
Fueron 40 minutos apasionantes, intensos, recreando el lugar, la temperatura exacta y la luz del ambiente, la decoración, pero sobre todo los diálogos, las sensaciones. Ahí estaba, el bueno de Luis Pascual, transmutado en otro, como un exquisito ladron de guante blanco que se apropia de lo mejor, que sabe escoger lo más bello, lo más valioso.
Esa vida fue a partir de entonces una de sus preferidas, volvía a ella cuando tenía un día realmente malo, pero era tan extraordinaria que la dosificaba con mimo, para no gastarla.
Y así, cada tarde, al abrir la puerta de su coche, se deleitaba escogiendo su próxima vida para los siguientes 40 minutos. En ocasiones la vida elegida era tan fascinante que daba un par de vueltas más por la autopista, alargando el último trago, dejando bien cerrada una conversación, un instante de éxito o una conquista.
La elección
Cuando le llegó la tan ansiada promoción y le nombraron socio de su consultora, el CEO, antiguo compañero de pádel los sábados por la mañana, le explicó las razones que le habían llevado a elegirle, precisamente a él, aunque había varios y brillantes rivales.
- Querido Luis, sin duda la posición era tuya. Porque eres eficiente, leal, lineal, estable, previsible, acíclico. La única persona que sé que no va a dar problemas. Eres, Luis, permíteme la broma, el ser más aburrido que conozco.