El periodismo libre y valiente también se escribe en africano
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El periodismo libre y valiente también se escribe en africano
Inmerso en un mundo siempre ávido de referentes, Saliou Traoré supo brillar con luz propia. A través de su pluma, este periodista senegalés plasmó en numerosas crónicas las diversas caras que rodean, aprietan y asfixian a un continente a menudo denostado por aquel que llaman el primer mundo.
En África, la normalización de regímenes dictatoriales, los conflictos bélicos y la falta de estructuras y modelos democráticos dificultan la práctica de un periodismo independiente y veraz. Pero esta cruda realidad no frenó el empeño de Traoré por contar con su voz lo que veía con sus ojos. Y lo hizo durante los treinta y siete años que trabajó como corresponsal para la Agencia EFE.
Durante esas casi cuatro décadas, la honestidad de este periodista le llevó por caminos tortuosos, en los que reivindicó el libre ejercicio del periodismo en Gambia, cuestionó la lucha anti-corrupción del gobierno senegalés de Macky Sall y defendió a las minorías más vulnerables del continente. Ahora, con la perspectiva que otorga el paso del tiempo, el que fue su hogar periodístico, junto a Casa África, recuerdan su legado, desde 2019, con la celebración de los Premios Saliou Traoré al periodismo español en África.
Bajo la premisa de visibilizar aquellos reportajes que contribuyan a la comunicación y al conocimiento de los pueblos africanos desde un ejercicio libre de estereotipos, la quinta edición de estos galardones reconoció a la periodista Glòria Pallarés, corresponsal de El País, por una investigación sobre la extracción ilegal de madera y minas en el norte de la República del Congo llevada a cabo por China. Un trabajo que permitió, en palabras de su autora, “la mayor revisión de la legalidad de contratos forestales en la República Democrática del Congo en los últimos 20 años” llevando estas irregularidades hasta la Unión Europa y la Unesco.
Y como consecuencia del expolio al que ha sido sometida esta tierra a lo largo de los siglos llega la necesidad de quiénes se ven obligados a huir de ella. Publicada por la revista 5W, la migración centró la crónica «Una chabola al final del camino» por la que el periodista Agus Morales y el fotógrafo Pau Coll recibieron el premio en su cuarta edición. Este trabajo, que pone frente al espejo la cruda realidad de aquellos que buscan fuera una oportunidad que no siempre encuentran, formó parte de un conjunto de reportajes sobre las rutas migratorias con Europa como destino en los que también participó el cronista catalán Xabier Aldekoa, tercer ganador del certamen.
«África. Un futuro con nombres y apellidos»
«África. Un futuro con nombres y apellidos» es el título de la radiografía viva de este continente mediante el testimonio de diez niños y adolescentes de distintos países, a quiénes su autor destinó tres años de dedicación. Relatos que llegan, sacuden, golpean y despiertan conciencias, como el de Elvis Gori Molibuela, un niño africano que salió de su aldea a los cinco años para cumplir su sueño de estudiar en una universidad de Marruecos. La reportera Carla Fibia firmó su historia y triunfó en la segunda edición de estos premios.
Las rutas migratorias hacia canarias, pero también el paso de los días en África, los gustos y costumbres poblacionales y las barreras que hay para narrarlos dieron vida a la serie de cuarenta y siete crónicas cotidianas del primer ganador, José Naranjo, capaz de trasladar numerosas vivencias desde los callejones más recónditos hasta la primera plana de los medios. Todo para seguir el ejemplo de Saliou Traoré, a quién Naranjo conoció en vida y definió como “la muleta que necesitamos para comenzar a andar”. Palabras que demuestran que el periodismo africano tiene aún camino por delante.