Un nuevo fenómeno está extendiéndose por todo el planeta a un ritmo fugaz y descontrolado. Cada vez son más las mujeres empoderadas, hombres más deconstruidos y un mayor fanatismo por el rosa.

En el mundo del cine, el éxito de una película no solo depende de su contenido, sino también de una estrategia de marketing efectiva. Uno de los mejores ejemplos recientes de una campaña exitosa es, sin duda, la película de "Barbie", protagonizada por Margot Robbie y Ryan Gosling, y dirigida por Greta Gerwig.

Y parte de su éxito se debe a que detrás de lo superficial y banal que a priori se podría presuponer de una película sobre la icónica muñeca, se esconde un cuidadoso ensayo sociológico sobre los roles de género, con muchos tonos de humor, una banda sonora que incita a levantarse del asiento y que se muestra través de lentes rosadas.

Un universo rosa

En el film se plantea un universo rosa donde las ‘barbies’ ostentan todos los cargos de poder y representan todo lo que una mujer puede llegar a ser: presidenta, astronauta, premio Nobel, doctora, científica, escritora; y donde los hombres pues tan solo son Ken.

Y todo esto lo hace dejando atrás los cánones clásicos de belleza y dando visibilidad a todos los cuerpos y razas, aunque, parafraseando a la película: “nota para la directora, tal vez Margot Robbie no era la actriz más indicada si lo que trataba de hacer[...]” era romper con el status quo.

En la película de Greta Gerwig se representa al hombre de la misma manera que, durante muchos años, la mujer se ha visto plasmada en el cine: como un ser cuyo único objetivo es conseguir a la chica porque sin ella su vida carece de sentido y es lo único a lo que puede aspirar.

La ingenua Barbie se da de bruces contra la realidad cuando acaba en el mundo real, dominado por el patriarcado planteado por la directora, y se da cuenta de que Barbielandia era su ‘caverna’ y que todo lo que suponía real eran tan solo sombras representadas en una pared.

Sin embargo, los responsables de la película han buscado otra moraleja: darle la vuelta a la tortilla, cambiar de acera o girar 180 grados en la sociedad, sigue dejando todo en el mismo lugar, por lo que queda claro para ellos que en el punto medio está la virtud.

La fiebre rosa

Las calles de todo el globo están llenas de grupos de gente cuyo color de ropa delata que van o vuelven de visitar su sala de cine, los escaparates están cada vez más repletos de prendas rosas, y en cuanto al sonido de las ciudades, el ruido de las sirenas se han enmudecido tras un tarareo constante de la mítica canción de Aqua “Barbie Girl”.

Está claro que el rosa, es tendencia, es el color del momento. Los entendidos en moda llaman a este estilo tan ‘cool’, en el que predomina este color tanto en la ropa como en el maquillaje: “Barbiecore”.

El impacto de Barbie

Cada conjunto que Margot Robbie ha lucido en alguna premier o aparición pública se ha hecho más viral que el anterior. La actriz australiana no solo ha dado vida a Barbie dentro de la película si no que también lo ha hecho fuera. Y es raro que una actriz se implique tanto con la promoción de una película, pero en este caso al ser la intérprete también productora de la película, era consciente de que el éxito de la cinta recaía en sus hombros.

Durante el fin de semana de su estreno, la película recaudó 300 millones de euros en todo el mundo, alcanzando los 700 millones de euros en las primeras dos semanas en las salas; y además, el precio de las acciones de Mattel aumentaron un 22% tras el estreno de la película, sumado a un incremento del 5,3% en las ventas de muñecas para el año 2023.

Barbie es ‘trending topic’

Todos hablan de Barbie, de hecho, con una rápida comparación en google trends, que permite ver el número de búsquedas de una palabra en su buscador, ni siquiera la polémica en Estados Unidos sobre si los aliens existen logra quitarle protagonismo al juguete.

El éxito de Barbie es fruto de una campaña de marketing transversal, que ha alargado la esperanza de vida a la ya ‘sexygenaria’ Barbie por muchas décadas más y de una película de lo más ‘pinktoresca’ y que ‘rosa’ la perfección.