El triunfo de los recuerdos de una generación: la vuelta del Grand Prix
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El triunfo de los recuerdos de una generación: la vuelta del Grand Prix
El popular programa de los noventa ha vuelto, tras más de una década sin emitirse, a unir a todo un país delante del televisor, ¿cómo puede tener éxito un formato en diversas generaciones?
Desde 1995 hasta el año 2009, familias enteras estaban atentas en las noches de verano a las caídas de los concursantes en pruebas como los ‘Troncos Locos’, los ‘Bolos’ o el ‘Baloncesto en Pañales’, que 14 años después han resucitado en al Grand Prix del verano, el mejor estreno televisivo del año en España.
Más de dos millones y medio de espectadores siguieron el regreso del programa de la vaquilla el 24 de julio, en La 1 de Televisión Española. Los datos podrían pertenecer a un verano cualquiera de finales de los 90 y principios de los 2000, cuando el Grand Prix triunfaba en la parrilla televisiva de nuestro país, pero se refieren al período estival de 2023, lo que supone un éxito del entretenimiento para todas las edades y en diferentes generaciones.
Recuerdos de verano
Desde que comenzara en julio de 1995, con el nombre de ‘Cuando calienta el sol’, el espectáculo, en cuya sintonía ya se define como ‘el programa del abuelo y el niño’, marcó los veranos y la memoria de pequeños, adultos y mayores. Tanto es así que los que ahora están en la treintena -la generación millennial- son los que aprovecharon los altavoces generacionales para devolver a la vaquilla a la pequeña pantalla a través de tuits y mensajes en redes sociales.
En este público, que en la actualidad está en la franja entre 25 y 44 años -un grupo de edad especialmente esquivo para la televisión tradicional-, la cuota de pantalla se eleva hasta un 46,1%.
La nostalgia de aquellos cuyos recuerdos estivales no se entienden sin el ‘show’ noventero puede considerarse una de las claves del éxito de su vuelta, junto con otros aspectos como la rivalidad entre pueblos, ya que en este concurso compiten pueblos pequeños de la geografía española, lo que incrementa el nivel de implicación de los participantes ‘al defender el honor de sus vecinos’ y la ilusión del resto por tener su momento de protagonismo ante todo un país.
Los pilares del Grand Prix
Dieciocho años después, los que eran pequeños entonces se congregan ahora con sus hijos y padres para ver un programa que, a pesar de los años, ha sabido mantener su esencia. Empezando por el presentador, Ramón García, el alma del Grand Prix y presente en 12 de sus 15 ediciones, al que ahora acompañan la actriz Michelle Calvó y la ‘streamer’ Cristinini, otro de los elementos con los que han buscado una adaptación a los tiempos actuales, el reino de los creadores de contenidos también debía estar presente.
Y, en esa mezcla entre el ayer y el hoy, los productores no han querido modificar lo que ya tenía éxito: las caídas, el agua, la diversión y, en definitiva, la mecánica del programa: dos pueblos, de entre 5.000 habitantes y 10.000 habitantes, miden su fuerza, destreza y alguna que otra habilidad en grupos formados por 30 habitantes de cada lugar participante, el cual es liderado por su alcalde o alcaldesa y representados por un padrino o madrina famoso.
Renovarse o morir
Debido a la legislación española sobre el bienestar animal, esta renovada edición del programa no cuenta con una vaquilla de verdad. En su lugar, los concursantes se encuentran a una mascota de peluche vestida del animal a la que también acompaña Nico, un dinosaurio que complica las pruebas de los participantes.
El plató, de 1.500 metros, también ha cambiado sin cambiar, es decir, dispone de dos amplias gradas para los pueblos participantes, una piscina, una cinta transportadora y un completo set de retransmisión, adaptado a las necesidades televisivas de la época.
El éxito del pasado
Una prueba más de cómo el sector audiovisual español sigue rebuscando en el pasado de nuestra televisión y convirtiendo ‘shows’ como el de Ramón García en una máquina del tiempo que hace viajar al público al centro de su infancia o juventud y que ha conseguido recuperar el espacio familiar que tenía la pequeña pantalla, al menos, durante las noches de los lunes.
De este modo, el Grand Prix se une a otros míticos programas como Operación triunfo o ¡Allá tú! y a la moda de darle una segunda oportunidad a series que obtuvieron gran audiencia, como fue el caso en España de Física o Química, Los hombres de Paco, El Internado, o Un paso Adelante. Una estrategia que confirma que, a veces, segundas partes sí son buenas.