Necesidades corrientes de la vida (I)
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Necesidades corrientes de la vida (I)
Aún se preguntaba cómo algo tan cotidiano como es una simple compra pudo convertirse en un enimga sin explicación, en una inquietante presencia.
Todo empezó en Wallapop. Buscaba unas sillas diferentes para su recién estrenada casa. Algo especial, con personalidad. Y tras días de análisis concienzudo allí estaban: perfectas, rotundas pero ligeras; aburridas pero interesantes; amplias pero discretas. Perfectas.
Podía pasar minutos absorta mirando la belleza silente de cada una de las sillas, iguales pero diferentes en las distintas tonalidades de su madera.
El espacio y la nada
Las sillas fueron tomando su espacio en el salón, instalándose cómodamente en la nada. Habituándose a la humedad y la temperatura, a la luz y los sonidos.
Y allí la encontró, justo enfrente suya, apoyada sobre la pared, desafiante y al mismo tiempo angustiada. La silla, esa silla.
En el momento en que dejaron de ser visibles, al ser ya parte inerte de la casa, empezaron los problemas.
Al fondo
Fue al llegar a casa esa mañana, a una hora poco común, cuando lo sintió. Fue algo inesperado, una sensación pesada y húmeda nada más abrir la puerta del salón.
Abrió la ventana y se puso a trabajar con su portátil. Pero aquello no se iba. Seguía allí. Repasó todos los objetos de la habitación con la mirada, buscando la fuente de aquella corriente que le impedía mantenerse en calma. Y allí la encontró, justo enfrente suya, apoyada sobre la pared, desafiante y angustiada. La silla, esa silla.