La población española pasó más de tres horas al día delante de la pantalla del televisor en 2022. Un total de 185 minutos, 25 menos que el año anterior y 35 minutos por debajo respecto a su gran competidor, Internet, que ha destronado a la televisión como el gran medio de masas.

Un sofá, una mesa, sillas y un televisor son elementos que no pueden faltar en ningún salón de España. Tal ha sido la importancia de este medio de comunicación que hoy sería difícil imaginar un hogar sin este aparato, popularmente llamado la “caja tonta” por el poder magnético con el que ha captado la atención de generaciones enteras desde sus primeras emisiones en España en 1956.

La historia de la televisión ha estado siempre en permanente transformación:

• El blanco y negro tomó color en la década de los setenta
• El nacimiento de las cadenas privadas ofrecieron a principio de los Noventa un contenido más variado en la programación de un medio que empezaba a conectarse vía satélite
• El mando a distancia puso fin a las disputas familiares por ver quién tenía que levantarse para cambiar de canal
• Y, con el cambio de siglo, las televisiones de plasma ganaron espacio a los salones al tiempo que mostraban una experiencia de mayor calidad a la audiencia.

Incluso las teles se volvieron curvas para asemejarse más al cine, idea que no contó con el respaldo del público. Al interés informativo de la televisión iba ligado el entretenimiento como principal canal para seducir a todo tipo de espectadores mediante programas musicales, acontecimientos deportivos, concursos, series, películas y magacines, sin olvidarnos formatos que nos tenían enganchados como las telenovelas.

La televisión cambió hasta el vocabulario 

Cualquier contenido que se precie tiene cabida en una parrilla que ha sido capaz de añadir incluso al diccionario términos como teletexto o ‘zapping’.

Por todo esto, un día como hoy de 1966, la Organización de las Naciones Unidas convirtió el 21 de noviembre en la fecha para rendir tributo al medio de comunicación de masas más popular de cualquier hogar del mundo.

Su Día Mundial busca “propiciar el uso responsable de la televisión como uno de los principales canales de difusión de información pública”, además de desarrollar programas que “promuevan la cultura de paz, que eduquen para mejorar las capacidades de desarrollo económico de las naciones y que brinden información veraz y fidedigna de sucesos importantes”.

Televisión vs. Internet 

Todo ello bajo la atenta mirada de su gran rival, Internet, que ha destronado a este medio en hábitos de consumo como en su día hizo la televisión con la radio. La inmediatez a la hora elegir cada contenido, el ‘boom’ de las plataformas de ‘streaming’, el contenido ilimitado ante cualquier temática y la consolidación de nuevos dispositivos móviles han cambiado las preferencias de una sociedad cada vez más digitalizada.

Si la tendencia de consumo televidente ha ido a la baja en los últimos veinte años -la media diaria frente al televisor alcanzaba en 2003 los 245 minutos-, la curva de la red ha transitado por el camino opuesto, multiplicándose un 135% en ese mismo período… De los 16 minutos que pasa conectado cada ciudadano en 2003 hasta los 215 minutos en la actualidad.

La brecha digital y generacional vaticina que en el futuro estas diferencias seguirán ampliándose aunque, igual que pasó con la radio, esta competencia puede resultar beneficiosa en la búsqueda de una televisión del futuro que tiene que reinventar sus servicios y experiencias para que la audiencia no le dé al botón de apagado.