El cuaderno de bitácora se hizo digital
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El cuaderno de bitácora se hizo digital
Distancias, rumbos, velocidad, variación del viento, estado del mar y de la atmósfera, maniobras, encuentros con otros buques, incidentes abordo… Todo ello quedaba reflejado en el cuaderno de bitácora de los navegantes, quienes también empezaron a expresar en ellos sus pensamientos y sentimientos durante las travesías.
Del agua a la pantalla, la expansión de Internet hizo que en los primeros momentos de esta nueva herramienta, además de las páginas web, estalló otro fenómeno: los blogs. Un cuaderno de bitácora moderno y digital que, hoy 31 de agosto, celebra su Día Internacional consagrado como un espacio personal que ayudó a millones de personas a expresarse y otras tantas a “conocer mejor” a gente de todo el mundo.
Los blogs personales comenzaron de la forma más natural posible, el clásico diario que muchos escribían en papel pero en formato digital, el escritor estaba acostumbrado a ello, usaba el lenguaje con el que solía expresarse, se desahogaba y solo sus ojos podían leerlo. Y aquí nació la primera gran diferencia, los blogs se alojaban en una red abierta a nivel mundial, por lo que ahora, tus pensamientos y expresiones se guardaban para los ojos de “cualquiera”.
Si bien es cierto que, en los comienzos, no existían comunidades o blogosferas tal y como las conocemos hoy en día, rápido se popularizó su uso y las nuevas redes sociales que surgían, nacían con el propósito de evolucionar el concepto blog. Además, el método de la bola de nieve se descontroló, puesto que se desarrolló la técnica por la cual un bloguero contactaba con otros cinco blogueros (no importaba el país, la cultura o las ideas) para promover su espacio y, con este medio de comunicación horizontal, los blogs fueron llegando de forma exponencial a los ordenadores de todo el mundo.
El pionero que combatía la soledad
Muchos consideran al periodista estadounidense Justin Hall como el bloguero pionero, quien en diversas charlas ha reconocido que su primer contacto con el mundo digital, más allá de los videojuegos, fue en 1993 y le pareció tan sencillo que decidió adentrarse de lleno en la red. Así, un año más tarde creó Justin’s Link (en activo hasta hace unos años), donde compartía su vida cotidiana como un navegante del siglo XVIII escribía sobre vientos y velas. Él, a sus 19 años, narraba las experiencias propias de la edad con sus amigos, familia o sus opiniones sobre la incipiente expansión de internet, al tiempo que mostraba al mundo su creatividad con poemas o relatos cortos escritos por el mismo.
“Recibí buenas reacciones por parte de gente muy agradable e interesada en encontrarse conmigo y contarme cosas sobre ellos, así que decidí darles más y más información, y fui más y más reconocido”, cuenta en sus intervenciones. Sin saberlo, o quizás sí, Hall impulsó una vertiente colaborativa en el mundo digital, donde las personas compartían sus experiencias y podían inspirarse en historias similares.
Un fenómeno millonario
Actualmente, según diversas webs especializadas en estadísticas, hay alrededor de 600 millones de blogs en el mundo y cerca de 7 millones de personas que publican regularmente contenido en estos espacios.
En 2005, el bloguero israelí Nir Ofir consideró que el 31 de agosto debía ser el Día Internacional del Blog, por el parecido que encontró entre los números 3108 y las letras de la palabra “blog”, una iniciativa que cumple ya 18 años y que poco se parece a sus orígenes pero, sin darnos cuenta, sigue instalado en nuestras costumbres sociales. Los lenguajes de comunicación cambian, la imagen ya vale más que mil palabras, cada caracter cuenta y nos expresamos con profundidad pero con brevedad, pero la necesidad de seguir contando lo que nos pasa en cuaderno de bitácora se mantiene. Y el mundo lo sabe, y lo lee.