Bee Day: Las abejas merecen su día
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Bee Day: Las abejas merecen su día
Día Mundial de las Abejas, 20 de mayo, la ONU llama a proteger a los polinizadores ante el riesgo de extinción
El 75 % de los cultivos alimentarios del mundo y el 35 % de las tierras agrícolas dependen de la polinización, proceso clave en reproducción de las plantas y vital para la supervivencia de los ecosistemas. Las mariposas, los murciélagos y los colibrís son algunos de los guardianes encargados de mantener la bioversidad, aunque son las abejas los grandes polinizadores del planeta, cuya labor altruista reconoce la ONU cada 20 de mayo en su Día Mundial.
Esta fecha coincide con el nacimiento de Anton Janša, un apicultor esloveno del siglo XVIII pionero en técnicas modernas de apicultura como la modificación del tamaño y la forma de las colmenas para apilarlas juntas como bloques. Su sapiencia en este terreno le llevó a reconocer la habilidad de estos insectos para “trabajar duramente con poca atención” y, desde 2017, la Asamblea General de Naciones Unidas estableció este día para sensibilizar sobre su rol en la naturaleza.
Tres siglo después de los estudios realizados por Janša en este campo, el escenario de los pequeños superhéroes vestidos a rayas amarillas y negras ha cambiado drásticamente: el 35 % de la especie se encuentra en peligro de extinción debido a distintas amenazas como las prácticas agrícolas intensivas, el uso de plaguicidas, la acción de especies tóxicas invasoras o las plagas.
Una fecha con mucha más importancia de la aparente
En esta efeméride, ‘Compromiso con las abejas: por una producción agrícola respetuosa de los polinizadores’ ha sido el lema escogido en 2023 para reclamar un apoyo universal -desde los agricultores y los gobiernos hasta los consumidores- hacia una producción que favorezca la protección de la vida de los polinizadores y, por tanto, la salud de los ecosistemas y la seguridad alimentaria.
Entre las medidas adoptadas para la conservación de las abejas destacan la “reserva de algunas zonas como hábitat natural; la creación de barreras vegetales; la reducción del uso de pesticidas; el mantenimiento de los lugares de anidación y el cultivo de cosechas atractivas alrededor del campo”.
Diversas actuaciones que permitan un entorno ideal para que las abejas puedan seguir manteniendo el orden natural de los ecosistemas al tiempo que dispensan productos tan nutritivos como la miel, la jalea real, el polen o la cera.
En el Bajo Cauca colombiano, un territorio golpeado por la violencia, la apicultura se convirtió en una alternativa de restauración social y económica. Más de 200 productores de miel aprendieron a cuidar sus abejas de los efectos del cambio climático con métodos artesanales e ingeniosos. EFE/ Luis Eduardo Noriega A.